9 de enero de 2014

El radar que todos tienen...Menos yo.


Me lleva pasando desde que tengo memoria, y nadie entiende por qué. Al principio pensé que era cosa mía, pero ya me lo han dicho agentes externos a mi propia consciencia y da que pensar. “Tía, ¿Qué clase de imán tienes para las niñas gilipollas?” Porque otra cosa no, pero tías imbéciles he conocido a mil millones, y las que me quedan por conocer.

No me refiero a chicas con las que haya discutido alguna vez por H o por B, o chicas con las que simplemente nunca llegué a llevarme demasiado bien. No todos somos iguales y la personalidad de cada uno es un mundo, me puede gustar más o me puede gustar menos, pero no suelo despreciarlas por ello. Ahora, eso sí, del espécimen del que estoy hablando en particular no puedo decir lo mismo.

¿No os ha pasado? A los que roleábais en Tuenti hace ochenta millones de años, esas personas que te agregaban diciendo, desde el principio, que querían ser tus amigas y que eras la mejor persona que habían conocido en su super larga vida? Personas a las que se les nota a kilómetros que no hacen más que decir mentiras una tras otra para, supongo, quedar bien o dárselas de interesante, y que a la mínima a la que le descubres esas mentiras se inventan veinte más para cubrirse las espaldas. Venga, manifestaros a los que os haya pasado, porque no quiero ser la única que se haya encontrado con estas cosas.


Para empezar, será que soy un poco antisocial y que no voy contándole a personas que ni conozco ni conoceré mis intimidades, pero ¿En serio puedes hablar con alguien, por primera vez, y pedirle que sea tu amiga? Así, sin más. Esos momentos en los que dan ganas de decir, pero invítame a una cena o a un helado del Mcdonald’s antes, ¿No? Luego te dicen la edad que tienen y te quedas como…

Guat?


Suponiendo que sea verdad, claro, que una persona cercana a los 20 pueda tener tan pocas luces (Aunque infantiles te encuentras hasta con 50, eso tampoco va así, pero una cosa es poco maduro y otra es directamente ser infantil). Luego siempre me acaban montando una buena, una bronca de a saber de dónde se sacan que, según mi novia, parece una pelea matrimonial que ni siquiera ella tiene conmigo. ¿Para qué? Para al final pedirme perdón por algo que ni yo ni ellas entienden y arrastrarse como si les fuese la vida en ello. Todo esto, recordemos, habiéndome conocido hacía un día o dos y, a veces (y me ha pasado, que es lo peor), en solo un par de horas. ¿Lo entendéis? Pues yo tampoco.

Desde enfadarse por “tratarlas mal” en un rol (por lo tanto siendo una de esas personas que no sabe distinguir lo que es un rol de la vida real), hasta pedirme “abrazos” vía rol como si fuese algo normal , vamos, como si se creyesen que es cierto por ser un rol o algo por el estilo y, al no dárselos, montar un drama que ni Shakespeare en el final de Hamlet. Venga, por Dios, que ya tenemos todas unos añitos como para ponernos de esa manera. Por gente así es por lo que luego dicen que los otaku son infantiles o que les falta madurez por ver "dibujitos". No será por lo que vemos, pero bien es verdad que hay mucho gilipollas de esta calaña por el mundillo. Aunque qué voy a decir que vosotros no sepáis ya, gilipollas hay en todas partes, sean otaku o de un equipo de fútbol concreto.

En fin, me voy despidiendo, esto era solo un pequeño desahogo porque de verdad, no lo entiendo. Y menos entiendo por qué parecen seguirme esta clase de personas. A May no le pasa, y a mí me pasa aunque me ponga borde y las mande al carajo. ¿Tengo cara de ser igual de sin sentido que ellas o cómo va esto?

Mi consejo del día: No os fiéis de alguien que se presenta como si estuviese escribiendo un rol de los de antes y con faltas de ortografía, ni tampoco si pone muchos puntos suspensivos y dramatiza con cualquier cosa. Son seres peligrosos, y en cuanto se te enganchen luego te las tendrás que apañar para que te suelten del cuello y te dejen vivir.

Sayo, y nos vemos <3



No hay comentarios:

Publicar un comentario